Desde largas generaciones es conocido por ciertos pueblos
el poder curativo del zumo de ajo para muchas dolencias. Ahí va una
relación de sus efectos, sacada de un folleto del Dr Halle, de
Berlín:
La tintura de ajo hace disminuir en corto tiempo la tensión
arterial, defendiendo a los artríticos de congestión cerebral. Hace
desaparecer las angustias y palpitaciones del corazón en los
cardíacos, Activa el funcionamiento del hígado. Cura las
hemorroides y várices. Ejerce una influencia benéfica en el aparato
digestivo. Corrige especialmente el estreñimiento y catarro
intestinal. Ataca el ácido úrico, aliviando las molestias y dolores
en las articulaciones y músculos, dolores conocidos bajo la
denominación de reuma, gota, ciática. También constituye un
excelente específico en los casos de fatíga continua, dejadez,
dolores de cabeza, neuralgia, melancolía, histerismo, así como para
corregir el insomnio. Es poderoso auxiliar para la mujer en su edad
crítica. Ataca las lombrices como la tenia. La gordura en general e
indisposiciones de hidropesía. Cura los padecimientos de los
riñones y de la vejiga. También son recomendadas estas gotas en los
casos de crónicos de eczemas y herpes. Alivia la diabetes y el asma
en general.
Se pelan unos 40 dientes de
ajo bien sanos, se cortan en pequeños trozos y se colocan dentro de
un frasco de cristal, con su tapa, se cubren de alcohol fino y se
tapa dejando en maceración durante 15 días agitando cada día el
contenido. Transcurrido dicho tiempo se filtra y queda listo para
usarse.
Se toman de 15 a 20 gotas por día, antes de cada comida,
mezcladas con medio vaso de agua natural.
Al cabo de un mes se descansa unos 10 días, y luego se repite
nuevamente la dosis un mes más.